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Arte Ibérico

El ibérico es el gran pueblo prerromano de la Península por excelencia. Fue un pueblo avanzado para su época aunque quedó eclipsado por otras civilizaciones aún más poderosas cultural o militarmente, hasta remansarse y fundirse definitivamente con el mundo romano.
La cultura ibérica fue heredara de la de Tartesos, aunque estuvo muy influida por otros pueblos del Mediterráneos, como griegos y fenicios.
La mayoría de las ciudades ibéricas se intentaban situar en lugares elevados, aunque también hay algunas que se encuentran en llano. Casi todos estos poblados ibéricos estaban rodeados por una muralla, total o parcialmente (en aquellos flancos más vulnerables)
El tamaño de la ciudad o poblado ibérico oscilaba mucho. Podía haber grandes urbes de hasta 300 hectáreas y en otros casos ser núcleos muy pequeños de apenas una.


Las casas ibéricas eran de reducido tamaño y con pocas habitaciones, quizá con un androceo y un gineceo.
Suelen estar construidas con muros de adobe sobre un zócalo de piedra y revestidos con arcilla encalada. Podían tener umbrales de entrada y en su interior existían hogares y bancos.
Los vanos de las puertas podían estar reforzados por postes, que a veces servían también para sostener la techumbre, de ramas recubierta por una capa de arcilla. Solían ser casas de un solo piso, pero también se han encontrado de dos, con una escalera adosada a la fachada.
El Templo ibéricoLa falta de grandes restos arqueológicos sólo permite hacer conjeturas sobre este aspecto de la arquitectura y arte ibérico.
Se han hallado dos tipos de estructura que podrían haber tenido utilidad de culto religioso.
Por un lado, han aparecido recintos cuadrangulares, aparentemente descubiertos y con una losa en el centro, que se han interpretado como santuarios hipetros similar a los conocidos como "lugar abierto" del mundo oriental.
Por otro lado, también se ha hallado un cierto número de edificios que datan de fechas muy tempranas, como el siglo VII a.C.
Se trata de estructuras de planta rectangular con entrada a través de un vestíbulo que ocupa todo el ancho del edificio. Está dividido en tres espacios longitudinales, los laterales más estrechos y cortos, por lo que la estancia central se ensancha adoptando forma de T, con el espacio del fondo partido de nuevo en dos por un muro perpendicular a la pared trasera situado en el eje longitudinal del edificio.
Tales construcciones se pueden relacionar con edificios del Próximo Oriente que también aparecen en la Italia prerromana.